San Liberato es un precioso rincón del territorio de San Ginesio en el Parque de las Montañas Sibilinas.
Es especial desde el punto de vista paisajístico y más especial aún desde el punto de vista evocador. Una atmósfera irreal de serenidad y paz franciscana se cierne sin cambios en este lugar santo, como si el tiempo se hubiera detenido respetuosamente al borde de los bosques que lo rodean y lo ocultan de la vista. Subiendo un poco la costa de la montaña, se llega a una meseta que parece cruzarse hacia el cielo. Son los Prati di San Liberato. En la proximidad, entre las transparencias azules de las montañas, se puede ver el pueblo de Monastero, antigua ermita de los benedictinos o camaldolesi, y el sugestivo desfiladero del que todavía se alzan “arrogante” los restos del Castillo de Rocca Colonnalta. A partir de ahí en un tiro d’ el ojo domina toda la Marca
al mar.
El Convento de San Liberato fue fundado en las laderas de Monteragnolo en’ año 1274 por los Señores de Brunforte. A este convento fueron trasladados los restos del Beato Liberato da Loro, abrazó la regla de S.. francesco d'Asís, se había retirado en penitencia hasta su muerte en’ ermita de Soffiano. La nueva iglesia se llamó S. Liberato y el Beato Fra fueron enterrados en esta iglesia' humilde y fra' Pacífico, los dos frailes compañeros del santo, protagonistas de dos capítulos de los Fioretti de S. francesco.
Nell’ año 1330 la familia Brunforte vendió la montaña de Monteragnolo y sus alrededores a la comunidad Sanginesina, y así este convento pasó a ser propiedad de la Municipalidad de San Ginesio, quien a lo largo de los siglos siempre lo cuidó de manera especial. Allí residen actualmente los Frailes Menores de la Provincia Lauretana.
para cuya construcción los monjes reutilizaron admirablemente también materiales de desecho de la cercana ciudad romana de Urbs Salvia: de la historia y los autores de la región de Marche 2016.